LUZ
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UBICACIÓN
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Si la escultura ha de ocupar un sitio predeterminado, el artista, al concebirla, debe tomar en consideración las condiciones lumínicas del mismo. El escultor trabaja en el taller, pero sabe que su escultura va hacia otro emplazamiento. Reproducir en el taller la luz que va a recibir la obra en su emplazamiento definitivo constituye una prudente medida. Por eso suelen tener los talleres un lucernario elevado, por el que entra oblicuamente la luz. |
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LUZ PROPIA
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La escultura posee dos luces: La propia, la que genera la escultura por medio de los relieves y de las concavidades de sus volúmenes. Cuando los volúmenes son pronunciados, recortados y angulares, más riqueza de claroscuro se consigue en la obra. Si la escultura posee poco resalto, el contraste entre las luces y las sombras será menor. El foco luminoso que la alumbra. El origen natural o artificial del foco luminoso y su direccionalidad frente a la obra puede ser usado como factor expresivo.Podemos, pues, percibir conjuntamente un foco luminoso, el claroscuro de la escultura y las sombras que emiten los volúmenes más allá de la figura. |
FOCO LUMINOSO
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LA LUZ Y LA FORMA
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La luz es un factor de tanta importancia
que cualquier cambio de su incidencia altera el concepto formal. Una escultura
puede parecer más o menos estática, de mayor o menor resalto,
conforme varíe la luz que recibe. La escultura, en exteriores, está expuesta a una radiación difusa que quita prominencia a perfiles, pliegues y elementos salientes. El escultor sale al paso de esta circunstancia dotando a la obra de mayores salientes. Con relación a la escultura de interior es evidente que se ha previsto la existencia de fuentes luminosas muy precisas. |